“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”, Isaías 41:10.

En este pasaje Dios nos dice que es nuestro ayudador, boethos; que viene de boe “un grito pidiendo ayuda”, y theo “correr”. Boethos es: “uno que acude corriendo cuando clamamos por ayuda”.

La palabra describe al Señor apacible y listo para socorrer a sus hijos en el momento que lo necesitan. Una historia dice que un día unos científicos y botánicos que se encontraban buscando nuevas especies de flores, vieron una flor rara y bella que se encontraba en un despeñadero, y para poder alcanzarla alguien tenía que bajar sostenido de una cuerda.

Había un joven curioso observando y le dijeron que le pagarían si bajaba por el despeñadero para arrancar la flor. El muchacho vio el profundo y vertiginoso precipicio y dijo: “Regreso en un minuto”.

Al rato volvió, seguido de un hombre canoso. Se acercó a los botánicos y les dijo: “Bajaré por el despeñadero y les traeré la flor solo con la única condición de que este hombre sostenga la cuerda, es mi papá”.

Qué bueno sería que Dios nos diera la fe de ese muchacho. Si alguna otra persona sostiene la cuerda no nos atrevemos a ir, pero si es Jesús el que nos mantiene firmes, no podemos dudar.

¿Estaríamos dispuestos a decir: Si mi Padre sostiene la cuerda, no temeré? ¿Cómo está nuestra confianza en el Señor?

Oramos: Señor, danos la suficiente fe para confiar en ti, independientemente de las circunstancias que atravesemos, pues nos has prometido que no nos dejarás ni nos desampararás, cualquiera que sea nuestra situación. ¡Oh Señor! Que nunca nos soltemos de tu mano poderosa, tú eres quien nos sostiene. Amén.

Dios promete y cumple, nuestras dudas están cuando pensamos que Dios es un hombre.

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