“Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo”. Juan 4:25.
Cuando tenemos un encuentro personal con Jesús no volvemos a ser los mismos que éramos antes. Si tenemos un encuentro personal con Jesús ¡ya no volveremos a practicar el pecado! Le sucedió a Nicodemo, cuando en secreto fue a visitar al Señor y le fue revelado que tenía que nacer de nuevo por medio de la fe en Cristo, quien iba a entregar su vida por amor al mundo perdido. Luego, vemos a Nicodemo sirviendo a los propósitos de Dios.
La mujer Samaritana, tuvo también un encuentro personal con Cristo, se le reveló como aquel que le quitaría la sed para siempre, esa sed que llevó a la mujer a vivir esclava del pecado, y terminó siendo transformada y liberada, dando testimonio del Salvador; a través de ella otros vinieron a Jesús y creyeron.
Y ahora, en este presente siglo, ¿Has tenido un encuentro personal con Cristo? Si lo has tenido, tu vida no puede seguir esclava del pecado, sirviendo a las cosas del mundo; si tu vida está llena de dolor, resentimiento, pecado, vicios y derrota, es momento de tener un encuentro personal con Cristo y tu vida será transformada, el Padre en su gran amor nos rescató del reino de la oscuridad y nos trasladó al reino de su Hijo amado.
Oramos: Señor Jesús, quiero hoy conocerte, hablar y tener un encuentro personal contigo, porque sé que no desechas a quien va a ti, y hoy te necesito; además, no volveré a ser el mismo si tu vienes a mi corazón. Háblame por medio de tu Palabra, y transforma mi vida. Amén.
El momento de un encuentro con Cristo es hoy, nunca postergues para otro día o momento, porque no somos dueños del tiempo y de la vida del cuerpo.