“He visto que esto también procede de la mano de Dios. Porque ¿quién comerá y quién se gozará sino uno mismo? Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo”. Eclesiastés 2:24.
No hay nada en las posesiones, en los bienes materiales, en el dinero; no hay nada en las personas mismas que haga posible que continúen disfrutando las cosas que hacen. Pero es posible disfrutar toda su vida si lo toma usted de la mano de Dios, y es algo que se les concede a aquellos que complacen a Dios.
La sabiduría y el adquirir conocimientos son cosas que se han mencionado con anterioridad como aquellas cosas que puede usted conseguir debajo del sol, pero no continuarán. A fin de poder añadir a estas cosas el ingrediente del placer, del deleite continuo de modo que no desaparezca durante toda su vida, es preciso que lo reciba usted de la mano de Dios.
A la persona que complace a Dios se le concede el don del gozo. Son el deseo y la intención de Dios que todas las cosas buenas de la vida que se mencionan aquí contribuyan al disfrute de las personas, pero solo, dice este buscador, si entiende usted que el disfrutar no tiene nada que ver con las cosas o las personas, sino que es un don añadido por Dios, y solamente aquellos que complacen a Dios lo pueden encontrar.
El dolor, el sufrimiento, las pérdidas, las decepciones, así como el gozo, la felicidad y la alegría, todas estas cosas son dones de Dios.
Oramos: Padre, todas las cosas proceden de Tus manos. Te doy gracias por haber enviado a Tu Hijo para que yo pueda tener Tu gozo en mí. Te pido en el nombre de Jesús, amén.
¿Decidiremos nosotros vivir cada día como personas agradecidas por lo que reciben, reconociendo cada buen don de la provisión de Dios? ¿Hemos visto Su intención para nuestro gozo en todo lo que experimentamos? Cambia la historia, cambia tu vida.