“Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada. Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. 2 Pedro 1:20.
En tus manos tienes un libro, llamado la Biblia, el libro que contiene la Palabra de Dios, no es una colección de libros, un manual de historia, es un decálogo del creador a sus hijos.
En sus páginas hay escritos que nos hablan del amor de Dios y el consuelo, fortalecen el ser interior y producen un cambio tan explosivo y significativo que evidencian el Espíritu de Dios.
Ningún hombre que con una vaga lectura diaria puede jactarse que no ha cambiado patrones de comportamiento, la aculturación es realidad, el mero contacto con la escritura es relacionarse con el Creador.
La inspiración de sus prosas transformó hombres simples en eruditos, sin importar la formación académica.
La Biblia y su mensaje es tan explosivo como revolucionario, porque es Espíritu y poder de Dios, un diseño para proveer al lector recursos que no están disponibles en el mundo.
La vida están contenidas en sus páginas, es medicina, cambia la mente, el cuerpo y espíritu, potenciándolo y llenando de amor, gozo y paz. Se concluye que la Biblia “es indispensable y la fuente de recursos para el hombre”.
Oramos: Gracias Padre por tu Palabra, que cada día me nutre y marca un nuevo desafío para vivir confiado. Hoy amanezca en mi vida la pasión y el gozo del servicio a mi Señor, en el nombre de Jesús, amén.
Tú interés en la lectura de la Biblia, hará cambios fundamentales y completos, dedicando 10 minutos diarios tendrás una inspiración que perdura en el día.