“Ríos de agua descendieron de mis ojos, Porque no guardaban tu ley”. Salmo119:136.

Vivimos, en tiempos cuando tenemos compasión sin compadecer. Cuando una pareja de pastores escribieron al general Booth que habían fracasado en uno de sus intentos de redimir a los perdidos, les envió esta breve respuesta: Probadlo con lágrimas.

Así lo hicieron y tuvo lugar un despertamiento. Los maestros bíblicos no enseñan a llorar. Por supuesto, no pueden hacerlo, es una enseñanza que sólo puede impartirla el mismo Espíritu Santo.

Un predicador repleto de solo conocimiento, no irá lejos, a menos que experimente amargura por los pecados de nuestro siglo. Un clamor repetido de Livingstone era: “Señor, ¿cuándo serán curadas las llagas de este mundo? Pero nosotros, ¿nos sentimos apesadumbrados al orar? ¿Empapamos nuestros almohadones de lágrimas como lo hacía Juan Welch?”

No sentimos el pecado como pecado: Los necios se burlan del pecado, dice el Libro de Dios. Llama necios, o locos, a los que menosprecian esta gran realidad. Los grandes pensadores de la Iglesia cristiana han designado siete formas de pecar a las que llaman pecados mortales, dejando a otros como pecados veniales; pero es un gran error, pues todo pecado es mortal. Pero estos siete pecados son las raíces de millares de pecados.

Las siete cabezas del monstruo que está devorando nuestra generación a toda prisa. Estamos ante una juventud seducida por el placer, que no se preocupa de Dios.

Engreída con un pseudo-intelectualismo y adornada con una amplitud de criterio que significa indiferencia a todo lo espiritual, acepta fácilmente las normas degradadas de una nueva moral.

Oramos: Señor, mis ojos ven el pecado y mis entrañas se conmueven, cuantos felices y celebrando caminando al infierno van, sin saber a dónde se dirigen, te pido que me uses para llevar las palabras del Evangelio a cada corazón. Señor, solo tú puedes convencer de pecado, cuando la Palabra ha sido sembrada. Quiero ser Señor, un sembrador. Levanta tu vista, mira al Salvador, aún es tiempo de gracia, el cielo abierto está.

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