“Todo tiene su tiempo, y todo o que se quiere debajo del cielo tiene su hora” Eclesiastés 3:1.
Para todas las cosas hay una época, y un tiempo para cada propósito: un tiempo para nacer y un tiempo para morir; un tiempo para plantar y un tiempo para cosechar lo que plantamos.
En el tiempo que está nuestra vida, obremos en consecuencia, porque es parte del plan eterno que incluye los propósitos y las actividades de cada persona en la tierra.
Aprovechar el tiempo, lanzarnos a sembrar, plantar o cosechar en la obra de Dios, para lograr ser realizados y estar satisfechos. El Apóstol Pablo decía “He acabado la carrera” Pablo se sentía haber llegado a la meta, logrado el galardón.
No te desanimes, sigue corriendo la carrera, cada vez avanzas, creces en experiencia y conocimiento, sobre todo lo reconfortante que es predicar, ayudar a establecer un alma que viene a los pies de Jesús destruida.
La predicación del Evangelio de Jesús garantiza bienestar y felicidad; ver el poder de Dios obrar en las personas nos motiva a entender que el tiempo ha sido bien invertido. Haz obra de evangelista, entrena, discipula, ministra a hombres y mujeres que se morirían, pero tu haz llegado con la Palabra de vida.
ORACIÓN: Señor Jesús, qué bueno que has confiado en mí para esta tarea, extender el Reino y llevar las buenas nuevas. Gracias Señor por empoderar mi vida, fortalecerme para que pueda fortalecer a tantos, ayúdame a multiplicarme y tener hijos espirituales en abundancia, y verlos crecer en tu gracia. Amén.
Cuando comuniques el evangelio, cree que será hecho conforme La Palabra de Jesucristo, serás padre de multitudes.