“Las palabras del chismoso son como bocados suaves que penetran hasta las entrañas”. Proverbios 18:8.

Ten cuidado al confesar tus pecados a otros. Seguro que eres sincero, pero cuando te sientes herido, vulnerable y con necesidad de apoyo, podrás dar pie a asuntos que quedarán como interrogantes en la mente del oyente, aun después de haber dado las explicaciones pertinentes.

No podrás impedir que la gente te dispare, pero no les des munición. Hay veces cuando es apropiado hablar abiertamente de algo.

Jesús dijo que cuando alguien peca contra ti, tienes que hacer tres cosas: Primero, vete y habla con la persona en privado. Si ese paso no surte efecto, llévate a dos o tres personas maduras contigo. Y si este paso tampoco da resultado, lleva el asunto al liderazgo de la iglesia.

Si tú has pecado, pide a Dios que te perdone, y Él así lo hará. Luego pon tus miras en el futuro y deja todo lo demás en manos de Dios, porque te puede liberar y también defender.

Pero si Él elige no hacer ninguna de las dos cosas, usará la situación para tu propio crecimiento personal. Dios tiene mejores planes para nosotros que los nuestros, si estás en las manos de Dios, tienes Su cuidado.

Oramos: Busco tu rostro Dios, madurar y perfeccionar mis actos deseo, guíame por sendas por amor de tu nombre, que sea tocado por tu mano, Tu interés esté sobre tu siervo, que la sabiduría sea parte de mi cambio, en el nombre de Jesús, amén.

Nos ahorraríamos muchos argumentos y disminuirían las tensiones si fuéramos sabios para callar a tiempo. Para saber qué decir, cuándo decirlo y a quién decírselo. Madurar es la premisa y el punto de aplicación en la vida.

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