“Tómenme y láncenme al mar, y el mar dejará de azotarlos les respondió. Yo sé bien que por mi culpa se ha desatado sobre ustedes esta terrible tormenta”. Jonás 1:12.
Todas las cosas tienen un motivo, aún hay veces que sufres porque alguien duerme en la misma barca en que estás tú en la vida.
Muchas personas duermen en la iglesia, pasan la vida sin hacer nada, reclaman mucho a Dios, nunca reciben nada, pero siguen durmiendo.
Algún día, debes darte cuenta que si duermes, puede ser que huyas de Dios, que dentro de tu corazón no hay predisposición de servir a Dios, hay momentos que crees que con tu forma, tu manera, tus ideas, y las acciones escasas que haces son súper como servicio a Dios, entonces el sueño ocupa el tiempo de evangelizar, aconsejar, visitar a los enfermos, hacer la obra material de Dios, discipular, por dormir, y vivir adormilado puede ser que afectes a la iglesia, a tus hermanos a vivir en tempestad.
Jonás se fue a dormir plácidamente a pesar del movimiento de la nave, estaba por hundirse, pero no se percataba, no veía al prójimo, no sentía al menos misericordia por aquellos esforzados marineros y los demás pasajeros de la nave, no le preocupaba que el resto no avancen.
El capitán de la nave tuvo hacer varios actos en la desesperación, lo tuvo que despertar, preguntar el porqué de la tempestad, y hasta preguntarle que deben hacer para que se aquiete el mar.
Hay momentos que debes formularte la pregunta: ¿Soy de bendición para mis semejantes o hermanos? O ¿Por mi causa viven en tempestad?
Algo muy positivo de Jonás es que no hecho y proyectó la culpa sobre otros, se hizo responsable, aconsejó que hacer, aún cuando su vida corría el riesgo de morir.
Oramos: Padre no puedo esconderme de ti, donde esté está tu presencia, por tanto dame luz para darme cuenta si soy yo el problema de las tempestades en otros. Señor me arrepiento de no obedecerte como Jonás, no vivir una vida de victoria, dame paz, porque mi alma está atribulada, en el nombre de Jesús, amén.
No se puede vivir durmiendo, porque es una forma de huir de Dios, una manera de perder un precioso tiempo. Mejor es hacer los cambios a tiempo.