“Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz”. Lucas 1:79.
Jesús es Luz, la luz vino al mundo y alumbra, a todos alumbra, pero pocos se percatan de su presencia entre nosotros.
En cambio: Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad.
Parece muy raro que habiendo Jesús pagado el precio, resucitado y otorgado poder a los hombres, trayendo redención y vida eterna, la humanidad esté tan sumida en las tinieblas y la sombra de muerte, y no se percaten que les resplandezca el evangelio, que está cubierto.
Hay un salto dimensional que todo mortal debe dar, usar el trampolín que es Jesucristo para lograr ver más allá de las ideas, preconceptos o limitaciones que no permiten lograrlo. Se debe ser curioso, anhelar ver que hay más allá, de lo que creemos, lo que depara el Señor.
Tomarse un momento para reflexionar, darle una oportunidad a Dios para que se muestre, luz para entender, su Presencia para percibir que algo distinto y nuevo, hay que acercarse a una iglesia, o familia creyente amiga, para ser conducido al Señor.
Lo que ignoramos, puede ser de gran ayuda, para conducirnos a una expectativa totalmente desconocida y la sorpresa de los que por años se espera y nunca se alcanza.
Si Dios es la suma de todo lo que el hombre y la mujer necesitamos; ¿Por qué tanta resistencia?
Oramos: Padre, Jesús es mi porción, luz y su Presencia deseo en mi ser, alumbra mi mente para logar más de ti. Amen.
Jesús les habló otra vez, diciendo: “Yo soy la Luz del mundo; el que Me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la Luz de la vida”. Ya está declarado, solamente falta poner en práctica la Palabra.