“Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias”. Colosenses 4:2.
¿Te ha pasado que no te dan muchas ganas de orar?, ¡Si!, esos momento en los cuales tú sabes bien que tienes que dedicar a la oración, pero que aun así, no sientes la más mínima ganas de orar.
Y es que hay algo importante que debes saber sobre la vida cristiana, y es que la oración será tu pulmón para andar en el camino correcto, pero sinceramente hay momentos en los cuales por el cansancio del día, por el mal humor que tenemos o simplemente por “evitar la fatiga” no queremos dedicar ni un mínimo tiempo a la oración.
Dedicar también a la oración no es pedir y pedir, muchos de nosotros tenemos el concepto que orar es nada más para pedir, cuando realmente la oración es una comunicación que deberíamos tener con Dios, no solo para pedir, sino para hablar con Él, contarle nuestros más íntimos secretos y sueños, aun cuando sabemos que Él los sabe, pero que quiere escucharlos de tu propia voz.
Muchos quieren tener una gran unción, otros sueñan con ministerios internacionales, uno que otro en ir al África a conquistar almas, pero yo te pregunto: ¿Cómo esta tu vida de oración?, Dios utilizara más a aquellos que lo busquen y anhelen su presencia, ¿Cuánto estas anhelando su presencia?, ¿Realmente mueres por ganas de doblar rodillas y ponerte a clamar?, para alcanzar grandes metas se necesita pagar los precios de la continua comunión con el Señor.
Un cristiano sin una vida de oración, es una marioneta andando, que se mueve por si sola, pero que realmente está vacía por dentro, la oración es base fundamental de la vida cristiana, definitivamente No podemos vivir sin orar.
Oramos: Padre me comprometo a buscarte, a orar y clamar como nunca lo hice, dame el valor de no vacilar, emprender con dedicación guiado por Ti, amén.
La oración es la mejor vitamina para el cristiano, de ella dependerán muchos sucesos en nuestra vida.